Leía este post de Pedro Rojas inspirado en este otro aparecido originalmente en The Huffington Post. En ellos se recomienda la cancelación/inactivación de las cuentas en Twitter de los políticos que ya están en esta red social.
No les falta razón al afirmar que los políticos y las instituciones públicas en general campan por la red de microblogging como elefantes en una cacharrería. Utilizan el poder de las red a modo de amplificador del mensaje, sin saber (o a sabiendas) de que no se les está escuchando, y si alguien lo hace tampoco se les toma demasiado en serio. Creen que por estar y ser personalidades públicas ya son voces de referencia frente al resto de usuarios.
Abundan en la idea de que, al igual que ocurre en los medios de comunicación clásicos, se les tendrá en consideración y sus recomendaciones serán tenidas en cuenta. En el caso de los políticos, hasta un 20% abandona su perfil o minimiza su participación tanto si ha logrado su objetivo como si no.
Sin embargo, soy de los que cree en el profundo poder de este tipo de red y por ello me atrevo a sugerir otro manual para políticos que están en Twitter:
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Good blogging!